También ser hombre (decente) tiene sus dificultades

Era el día internacional de la mujer, y yo un Hombre, de buena educación, amable, me dirigía, como es costumbre casi diaria, al centro de mi ciudad a empaparme de su belleza y gloriosa casi tranquilidad..

En un pequeño transporte publico donde físicamente caben unas doce personas bien acomodadas pero que, usando la imaginación, los choferes acomodan a dieciséis pero no cómodas. En uno de esos transportes ahí sentado, en medio de dos señoras gordas, iba yo, recordando que ese día era el día internacional de la mujer. Ah sí, qué lastima que ninguna mujer vaya de pié para cederle mi lugar me dije a mi mismo tratando de que nadie mas me escuchara.

Acabando de decir esto, la puerta se abrió quebrando a todos mis deseos, en ese instante subían tres damas: una no tan vieja, una no tan joven y una joven.

Eso me pasa por tener lastima de la ocasión, yo lamentaba que no hubiera damas de pié y ahora tengo a tres justo enfrente de mí echándome miradas homicidas – es día internacional de la Mujer y ¿no me vas a ceder el asiento?- yo imaginaba que pensaban las que iban de pié cada vez que me veían con cara de cumple añero sin regalo.

Caí en un dilema.

¿a la joven coqueta que considerando podría llegar a coquetearme a mí por mi galantería y amabilidad?

O ¿a la ni tan vieja? ¿y qué tal que le ofrezco mi asiento y ella al ver que –relativamente a las que van de pié- es la mas vieja y ella piensa que yo le insinué que es vieja y que por eso le cedí el asiento y se enoja conmigo?
O a la ni tan joven... esa no, porque ella no tendría nada que pelear, a menos de que sea celosa- me dije.

Luego llegó a mí otra pregunta, pus, ¿qué soy el único caballero aquí?o que.

Después de examinar la unidad como si fuera un escáner, me percaté de que los únicos dos varones (aparte de mí) que iban con nosotros eran como de un pueblo y además iban muy sumidos pensando en lo suyo sin preocuparse de las apuradas damas de pié. Entonces pensé, estos ni siquiera han de saber que día es hoy. Así que la presión aumentó. Yo era el único amable en potencia pero había tres damas de pié.


Yo tuve pánico y me rendí, fingí que no veía a las damas, y el transporte siguió su curso.

Nadie murmuró a mis espaldas sobre cuan maleducado era yo, o al menos yo no escuché decir nada, porque mis audífonos que tenía incrustados en mis oídos no me dejaban escuchar nada mas que mi música.

Si usted joven, señor, niño, se encontrara en tal situación ¿qué haría y qué no?
Usted señorita, señora, jovan (femenino de joven), niña, qué pensaría del susodicho joven maleducado que no cedió asientos el día internacional de la Mujer?