Contigo pero sin ti. (sintigo)

Ahí estaba yo, en mi amada ciudad, en el centro de ella cuando sentí la primera gota de lluvia que cayó sobre mi brazo, la gente se dio cuenta de eso y corrió despavorida a refugiarse, no le encontré sentido a lo que hacían y pensé que ella quizá haría lo mismo intenté jalarla a la lluvia para mojarnos juntos pero recordé que ni siquiera la había invitado a venir conmigo, de algún modo yo estaba a su lado aunque no ella del mío. La invité a sentarnos en la banca para disfrutar plenamente de la lluvia, la gente seguía siendo correteada por la lluvia- mírenme- pensaba yo -la lluvia no hace nada es inofensiva! Es solo agua, no les va a pasar nada!.
Claro no era yo la única persona que sí esta cuerda, había otros dos disfrutadores de la lluvia (solo que ellos si estaban acompañándose, no que yo estaba acompañado a medias), qué loca está la gente que le teme al agua.

Un rato después la tomé de la mano y la invité a caminar- vamos-le dije- la calle está sola es fabulosa, no hay coches porque las taparon para que pase ese desfile que no entendí y toda la gente loca esta escondida, y bueno, reservé la calle para nosotros dos.- Ahí ella estuviera sonriendo y me hubiera tomado la mano.

Caminé viendo con alegría que los únicos que disfrutábamos la lluvia era yo (quizá ella la hubiera disfrutado) y los niños, los niños no están locos, los locos no saben divertirse.
Debe haber mas locos fuera de los manicomios trabajando en oficinas, caminando por las calles (no mojándose por supuesto) que dentro de ellos. Quizá ella es loca.

La lluvia bajó de intensidad y te dije – ven vamos a sentarnos ahí, a ver si se te ocurre pasar por aquí y entonces si te invito-.



Es que “perdí” su numero.