Y ahí estaba yo, tratando de encontrar algo para comer, en ese sábado, nadie en casa y yo en paños menores *, con hambre. Fue entonces cuando recordé un artefacto que guarda mi mamá en la cocina, uno de esos que uno lo ve y a primera impresión no sabe qué es o para que sirve. Pues este no era un platillo volador que se estrelló en los años 70 y que mi mamá rescató junto con un ser de otro planeta. No, esta era una parrilla para hacer carnes asadas a la parrilla en la comodidad de la cocina y sin necesidad de carbón.
La usé y me di cuenta de algo, no por nada las parrilladas se hacen al aire libre. En unos momentos me di cuenta de que no podía ver claramente y que se me nublaba la vista, pero no, no seme nublaba, se me ahumaba, y no era por causas de mi vista, si no porque el chorizo se estaba quemando.
Oops.
*que No en ropa interior, aunque pensándolo bien no era necesario aclarar que tan vestido o desvestido andaba.
sábado, marzo 10, 2007
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8 comentarios:
Rayos. Eso se ve muy aparatoso.
Jajajaja... ya tenía rato sin visitar tu blog y veo que ha cambiado un poco, se ve bien :)
Saluditos Omar :)
que ricos se miran los frijoles
Y lo estaban, solo que ese día no comí, era lunes de vigilia, ese dia se come pura carne...
Claro..si no pierde el sabor!
Para eso sirve la campana en la cocina.
Y nunca trates de cocinar con el fuego a todo lo que da, eso no hará que los alimentos esten más rápido.
¿y tenías tortillas?
:P
jajaja ya me imagino la humareda he debes haber tenido
saluditos
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