Las vacaciones están en su apogeo y yo ando en camiseta y pants en mi casa oliéndome las axilas esperando a ver a que hora del día comienzan a oler mal.
He querido ir a comprar discototes de esos grandotes grandotes pero nomás me quedo de “ah sí, en media hora me voy” y me aplasto a ver películas de viejas en cosmopolitan Tv y a comer chocolate a este paso engordaré y engordaré y seré el gordito del salón. Pero bueno ya no me gusta andar ventilando aspectos profundos de mi vida como solía hacerlo. Pero dado que no tengo nada que explicar me pondré a contar que soy niñero.
Sí, bueno no niñero de niños si no de bebés no-humanos. Que como algunas personas saben que yo tengo animales y los cuido rebien la personas hacen un proceso mental:
1.- Quiero ir de vacaciones.
2.-Quise una mascota.
3.-Tengo una mascota.
4.-Las mascotas deben cuidarse.
5.-Cuando uno se va de casa no cuida mascotas.
6.-Omar cuida bien sus mascotas.
7.-Omar no va de viaje.
Y ahí es cuando las personas ponen una sonrisa como la del
Grinch.Y ya de nuevo se aprovecharon de que yo no estaba y me dejaron dos tortugas y un…un
molly.Lo extraño del caso es que los vecinos (que me encargaron una tortuga y el molly) ayer llegaron y lejos de pedirme de regreso a sus familiares llegaron y me dijeron – ya sostén al Budi (su perro) porque a ti te tiene mas confianza que a mí, es que lo van a vacunar.-
Luego de la vacunación le advertí al encorajinado perro –no muerdas la mano que te da de comer-(a veces le comparto de mis chuchearías) y… ejem, desobedeció.
Nomás me apretó fuerte no me hizo nada, pero hube de lavarme rápido las manos porque ese perro no se lava la boca.
Y ya me voy porque la bola de tortugas (la mía y las otras dos) están afuera y hace frío.