martes, marzo 04, 2008

Le pitabamos a todas las muñequitas que veiamos mientras el decía: muñeca!

Yo creí que a las escuelas de manejo nada mas iba la gente que no tenía papá, o que este estaba muy ocupado como para enseñarle a su hijo. Es como cuando aprendes a caminar, andar en bici, salir de pesca, etc etc. Momento padre e hijo. Al menos yo tenía esa idea.

No, no quiero decir que mi papá esté muy ocupado para enseñarme, o cosas así, el me enseñó a manejar sin distraerme y sin mover el volante de un lado a otro al compás de la musica (good golly miss moooolly♪).

Yo se arrancar, se cambiar velocidades, se prácticamente manejar. Pero:

Te vas a clases de manejo – dijo mi padre.

Mi primer clase fue extraña:


¿Tu eres Omar? Me preguntó la recepcionista sexy

a bueno ya nada mas hay que esperar a Samuel tu instructor.

Sinceramente yo esperaba que no fuera instructor, si no instructora, y que fuera sexy, y mejor aun, que fuera la recepcionista.

Espere a Samuel durante 15 minutos (quince) y mientras veía como se divertían los demás instructores hablando como gringos y me imaginaba a Samuel el albañil que construyo no me acuerdo que cosas en mi casa manejando respetando todas las leyes de transito y a una velocidad moderada. Y Samuel no llegaba.

Luego de un rato me llama la recepcionista sexy. Omar ven.
Te presento a Samuel tu instructor, me dijo con un tono rutinario y samuel dijo: Mucho gusto, yo no le contesté porque a mi no me daba tanto gusto. El caso es que Samuel llevaba ahí sentado como 10 minutos.

Yendo rumbo al coche me empezó a decir, y qué tanto manejas?
Pues según yo ya se manejar, solo es cuestión de práctica.
Orale, ps igual y ahurita nos vamos por unas muñequitas.
Ah va...
...
...

Llegamos al coche y no tenía dos volantes, pero si pedales de ambos lados del coche.


Se subió al lado del conductor puso su stereo con dificultad mientras lo maldecía minuciosamente y puso musica a todo volumen : PEEEEERO TUUUU QUE ME HAS DADOOOO♪

Recordé mis días de acompaña-borrachos hasta que llegamos al lugar de adiestramiento.

Me puse del lado del conductor y Samuel sólo dijo: Enciende el coche y maneja.
Yo encendí el coche y manejé.

Da vuelta a la derecha, da vuelta a la derecha. Da vuelta a la derecha.


También esperaba un poco de teoría, la historia del automovilismo, los motores de combustión interna, la historia del caucho. Pero no. Nada de eso.

Y dije, entonces no es tan padre e hijo estas cosas.
Hoy es mi segunda clase, a ver si ahora si nos vamos por las muñequitas.



Pd: recuerdan aquellos viejos ayeres cuándo siempre terminaba os posts diciendo que necesitaba clases de redacción? Pues otra vez lo empiezo a considerar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

mi instructor se comía las uñas mientras yo manejaba.

No es la act. tipo padre-hijo. Ocasiona muchas peleas. Mejor con extraños.

zegim dijo...

No ocupas clases de redacción. Así cómo escribes está bien.

Digo, es que si no, no me explico porque me pareció tan divertido leer esto.

Anónimo dijo...

maldito tienes vacaciones

Quiroga dijo...

Lo malo es que la recepcionista parece un "patrón". Siempre linda, siempre llamativa, para que después, zaz, le lleguen a uno con un cualquiera. (no una, un..)

Cuando paso por el odontólogo y veo aquella recepcionista que por un momento me hace olvidar el sonido "zszszsszsz" de la "fresa" de fondo, empiezo a creer que es una vil estategía.

 

Gracias Por Su preferencia Buen Probecho El buffete estará Ahi toda la semana.